lunes, 29 de junio de 2020

LA VIDA EN EL PUEBLO (1)



Hace años que utilizo el viejo desván como estudio. Desde que era niño lo he percibido como un lugar extraordinario, lleno de objetos antiguos, con las vigas de la casa a la vista, mostrando parte de su esqueleto y de su historia. Es el lugar en el que di por terminado el “Bestiario del norte” que ahora ha publicado la Editorial La Felguera
A veces, de madrugada, me despierta el sonido que produce algún ratón correteando por el suelo del desván. A veces he fantaseado con que no sea un ratón, sino uno de esos diminutos genios nocturnos de carácter travieso que, como el “trasno” gallego o el “sumiciu” asturiano, se dedica a gastar bromas y a perturbar la paz del hogar haciendo desaparecer objetos cotidianos. Hace unos días, cuando me encontraba en el desván, desapareció un lápiz. No lo encontraba por ninguna parte y enseguida me acordé de esos pequeños seres mitológicos, hasta que fui a rascarme la oreja y allí estaba lápiz, donde lo coloco a veces cuando me estorba y no sé muy bien donde dejarlo.

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