Me he reencontrado estos días con un dibujo que hice en
1996. Para ser un dibujo de hace 20 años, lo siento demasiado próximo, como si
lo hubiese hecho ayer. Lo titulé “El gran ojo creador” y no puedo dejar de ver
en él una especie de premonición de lo que ahora hago dibujando a ciegas con el
Comando Psicográfico. Es obvio que este dibujo no lo hice a ciegas, pero fue entonces,
a los 20 años, cuando empecé a dibujar a ciegas en la intimidad, y tarde unos
18 años en atreverme a hacerlo en público.
Creo ver en este dibujo ciertos ecos de Austin Osman Spare,
aunque entonces aún no conocía su obra, entonces vivía obsesionado con William
Blake.
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Blake y Spare, no puedo imaginar mejores padres -me dijeron
el otro día.
No hay duda de que son parte trascendental de mi genética gráfico-espiritual,
dos dioses a los que rezar cuando cierro los ojos sin saber lo que encontraré en la oscuridad.