Retrato de Tim Behrens
A menudo la
muerte funciona como un retrovisor algo empañado. Un día recibes la noticia de
la muerte de alguien a quien conociste y, de golpe y porrazo, ves como los
fantasmas del pasado hacen su aparición atravesando una densa niebla que no
sabes de dónde ha salido.
Eso es lo que
me ha pasado al enterarme de la muerte de Tim Behrens, pintor inglés que llevaba
treinta años viviendo en A Coruña y a quien traté algo en cierta época.
Tim Behrens
perteneció a la llamada Escuela de Londres y fue amigo de pintores tan célebres
como Francis Bacon, Lucian Freud, Michael Andrews o Frank Auerbach. Existe una
fotografía en la que aparecen los cinco sentados a una mesa del restaurante
Wheelers de Londres. Tim Behrens fue además retratado por Freud y Andrews. El retrato pintado por Lucian Freud se vendió en el año 2005 por seis
millones de euros. El retrato realizado por Michael Andrews pertenece a la colección del
museo Thyssen-Bornemisza y puede verse en la pinacoteca madrileña.
Con Tim Behrens
solía encontrarme sobre todo en la taberna A Nova Pataca, regentada por José
Filgueiras en la calle Huertas. Teníamos algún buen amigo en común, como el
escritor y cineasta argentino José Luis Ducid. En A Nova Pataca, algunos
artistas exponíamos con frecuencia nuestras pinturas. Era una época, finales de
los años noventa y principios de los años dos mil, en que se vendía bien y nadie hablaba de crisis.
Recuerdo que
un día Tim Behrens se interesó mucho por uno de mis cuadros y terminó comprándolo.
Al día siguiente llevé otro cuadro para ponerlo en el lugar que había quedado
vacío y, nada más verlo, Tim me dijo que le encantaba y que quería
cambiármelo por el que había comprado el día anterior. Como era de un tamaño
semejante, accedí a ello sin sobrecoste alguno, pero con el temor de que ese
intercambio se repitiese cada vez que repusiese algún cuadro. Mi temor era infundado, finalmente se quedó con aquel segundo cuadro. Me
pregunto ahora qué habrá sido de él.
Recuerdo que
otro día comimos en El Sotano, restaurante hoy desaparecido, situado en la
calle Juana de Vega y que, tal y como su nombre indicaba, se encontraba en el
subsuelo y había que bajar unas escaleras para acceder a su comedor. Allí estábamos
aquel mediodía Tim Behrens, la artista Diana Aitchison –mujer de Tim-, la hermana
de esta –cuyo nombre he olvidado-, José Luis Ducid y mi amigo el pintor
Branda. Por la tarde, tras comer con vino y tomar unas copas, caminamos con
alegría por el centro de la ciudad en dirección a una galería en la que yo tenía
una exposición. De pronto Tim Behrens se paró en mitad de la calle y, con una
gran sonrisa, dirigiéndose a Branda y a mí, dijo: ¡Qué bien! ¡Somos pintores! Tim tendría entonces unos sesenta años
y nosotros veintitantos, y el entusiasmo con que dijo aquello, un entusiasmo
tan infantil como sincero, me pareció maravilloso. Quien le oyese podría pensar
incluso que aquel sesentón alto, delgado y pálido era más joven que nosotros.
Otro día, con
mi vida asentada ya en Bilbao, José Luis Ducid me envío una foto por sms en la
que aparecía Tim Behrens con un gorro de lana cubriendo su cabeza y un parche en su ojo derecho debido a un problema
ocular; parche que le acompañaría hasta el final de su vida, convirtiéndole en un personaje que parecía salido de
una novela de Melville, Conrad o Stevenson. No tardé nada en hacerle un
retrato a partir de aquella foto, después lo escaneé y se lo envié a Ducid. No
sé si Tim llegó a verlo.
Durante los últimos
diez años no he vuelto a coincidir con Tim Behrens, tenía noticias de que no se
encontraba muy bien y de que bebía demasiado, cosa que siempre hizo con gran elegancia. Me dijeron que había dejado de pintar y que se
dedicaba a escribir poemas un día sí y otro también en la Cafetería Calipso de la calle San Andrés.
La literatura
era otra de sus grandes pasiones. La editorial Ediciones del Viento publicó dos
de sus libros, Poniéndose ya el abrigo, que cuenta las peripecias de Tim y su mujer para establecerse finalmente en Galicia, y El Monumento, novela que
narra la trágica historia de amor de su hermano Justin con una condesa húngara.
A menudo la
muerte funciona como un retrovisor algo empañado que, al final, sin saber muy
bien cómo ni por qué, termina por desempañarse dejando ver en el horizonte esos recuerdos que uno había olvidado y que parecen pertenecer a otras vidas, en otras galaxias.
Tim Behrens, Lucian Freud, Francis Bacon, Frank Auerbach y Michael Andrews
Retrato de Tim Behrens realizado por Lucian Freud en 1963
Retrato de Tim Behrens realizado por Michael Andrews en 1962
Tim Behrens en la taverna A Nova Pataca, con José Filgueiras poniéndole un vino.
Libros y catálogos de Tim Behrens
Noticia en La Voz de Galicia:
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/2017/02/08/muere-tim-behrens-modelo-lucian-freud-enamoro-galicia/00031486555468951972856.htm
Noticia en La Voz de Galicia:
http://www.lavozdegalicia.es/noticia/coruna/2017/02/08/muere-tim-behrens-modelo-lucian-freud-enamoro-galicia/00031486555468951972856.htm
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