Y así me fotografió mi hermano, hace ahora más de veinte años –tendría yo unos diecisiete-, con un parche en el ojo, imitando a David Bowie, que aparecía entonces en la portada de la revista Ruta 66. Y desde que descubrí su música, siempre ha estado ahí, nunca me he cansado de escuchar sus canciones, desde la adolescencia hasta ahora, pues su canción “Rock and roll suicide” fue determinante para construir mi “Manual de ruleta rusa”, y escuché esa canción suya de manera obsesiva mientras avanzaba en el libro, y le retraté sujetando una pistola para que apareciese también en una de sus páginas... y ahí seguirán, su voz, su música, sus canciones, hasta el fin de los tiempos.
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