Me siento más que contento con mi nuevo estudio en Bilbao. Después de tres años sin tiempo para mucho más que cuidar de mi hija -y ahora que ya va al colegio durante unas cuantas horas al día-, vuelvo a tener un espacio en el que poder pintar de manera intensiva. Me siento enérgico, como una bestia inmune. Hacía tiempo que no pintaba tanto y con tanta intensidad.
Todavía estoy organizando el espacio, haciéndolo mío, pero pronto podré recibir a quien le apetezca visitarlo.
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