Para invocar a un espíritu dibujando a ciegas, considero imprescindible retratar antes -con los ojos bien abiertos- el rostro
que ese espíritu portaba en vida. Cartografiar sus facciones. Seguir el mapa de
sus gestos hasta llegar a la oscuridad de sus pupilas y verme reflejado en
ellas. Explorar su atlas interno.
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