Retrato de William Blake (Tinta sobre papel, 40 x 30 cm, 2008)
1. Desde que descubrí su obra,
William Blake siempre ha estado ahí. Lo descubrí en la adolescencia a través
del grupo The Doors. El primer libro suyo que llegó a mis manos, hace más de veinte
años -y que aún conservo-, lleva por título “Canciones de inocencia y de
experiencia”. Es una edición bilingüe publicada por Cátedra con una portada
horrorosa, me atrevería a decir que es una de las portadas más horrorosas que
haya visto en mi vida. Nunca entenderé como pueden diseñarse portadas tan
horrorosas. Tal vez no esté considerado como el mejor de sus libros, pero, a
pesar de su horrorosa portada, le tengo un cariño especial por ser el primero
en el que descubrí los textos y dibujos de William Blake. A partir de entonces,
y durante una buena temporada, me acostumbré a imitar el estilo de dibujo de los
pequeños grabados que ilustran ese libro. Aprendí muchísimo de William Blake. William
Blake se convirtió para mí, de un día para otro, en un gran maestro. De pronto,
a mis 16 o 17 años, yo quería ser como William Blake.
2. En el año 2008 hice un retrato de William Blake. Desde entonces
varias personas se han interesado en adquirir ese retrato. Pero, por una u otra
razón, finalmente se echaron atrás y el retrato sigue conmigo. Ahora lo veo
como una señal. Ese retrato de William Blake debía acompañarme en el proceso de
las sesiones psicográficas, debía estar cerca para brindarme la luz interior
necesaria para dibujar a ciegas con certeza. Ahora lo observo cada día y,
alguna vez, bien entrada la noche, exhausto tras pasar horas dibujando, hasta
me he sorprendido hablando con él y pidiéndole algún que otro consejo. Y,
aunque en una ocasión me pareció escuchar cierto murmullo -que podría provenir
en realidad de cualquier parte-, he de reconocer que de momento ese retrato
nunca ha respondido.
3. Oh, venerado William Bake, yo
te invoco. Ven a mí. Ya puedo sentirte. Puedo sentir tu presencia espectral aproximándose
lentamente por mi espalda. Sé que estás muy cerca, dispuesto a dirigir mi mano
mientras dibujo a ciegas. Te espero. Te espero el próximo martes 12 de agosto,
187 años después de que abandonases este mundo. Te espero en La Casa de Las
Naufraguitas. Te espero esperando naufragar contigo. Te espero con los ojos
cerrados y las manos abiertas. Oh, venerado William Blake, mis manos son tuyas,
mis manos se convertirán en tus ojos. Muévelas, muévelas una y otra vez, mueve
mis manos a tu antojo y bríndame tus reveladoras imágenes. Haz que nuestras vidas
sean algo más que nuestras vidas. Haz que nuestras vidas sean también tus
vidas. Poséenos y haznos danzar al son de tus visiones. Haz que no volvamos a
ser los mismos.
MÚSICA CON REFERENCIAS A WILLIAM BLAKE:
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