sábado, 16 de octubre de 2010

Una mañana en los Países Bajos

El geógrafo de Vermeer


Esta mañana visitamos el Guggenheim.
Sin saberlo, entrada gratuita por el 13º aniversario del museo. Demasiada gente, pero una exposición extraordinaria: La edad de oro de la pintura holandesa y flamenca, de la colección del Städel Museum de Frankfurt. Cuadros de algunos de los pintores del barroco que prefiero, como Jan Vermeer, Rembrandt o Frans Hals.
De Vermeer el cuadro titulado El geógrafo (1668). Una delicia verlo en directo. ¡Qué luz! ¡Qué colores! ¡Qué atmósfera tan lograda en un lienzo tan pequeño! El cuadro mide 53 x 46´6 cm. Lo han colocado solo en una pequeña sala. Se lo merece.
De Rembrandt cuatro o cinco cuadros. Llamó mi atención uno titulado David tocando el arpa para Saul (62 x 50 cm, 1630). Creo que nunca lo había visto antes, tampoco en fotografía. El rostro de Saul recuerda mucho al rostro de Rembrandt. El pintor solía hacer de modelo para sus propios cuadros. Le imaginé posando para si mismo con turbante y mirada escorada.
Los paisajes, en general, me han aburrido. Algún cielo llamó mi atención. Alguna nube perdida. Poco más. He disfrutado sobre todo con las naturalezas muertas y algunos retratos y algunas miradas, me han parecido sin duda lo mejor de la exposición.


David tocando el arpa para Saul de Rembrandt

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Los retratos de Vermeer tienen algo actual o vivo, no sé qué es, no es su fisonomía. Es tal vez su actitud. Un geógrafo que mira por la ventana, que mira por tanto a la tierra, resulta... no sé, carente de pose.

Seguro que hay miles de estudios que explican eso en Vermeer.

En cambio Rembrandt como Saúl, no sé, parece que vaya a cortarle la cabeza al arpista si se equivoca de cuerda.

Pablo Gallo dijo...

sí, actual o vivo, sí, Vermeer, eso me pareció, totalmente.
bicos!

Raúl dijo...

Y qué tal tiempo te hizo por las holandas, Pablo.
Sonrío.

Pablo Gallo dijo...

Pues hacía fresco, Raúl. Tonalidades frías en su mayor parte, pero acogedoras.