lunes, 2 de julio de 2012

Arte cotidiano


Siempre me han fascinado ciertos utensilios que encuentro cada vez que vuelvo a la casa del pueblo de Burgos del que proviene mi familia. Llevo encontrándome con ellos desde la infancia y nunca han dejado de despertar mi curiosidad. Me parecen auténticas obras de arte, objetos mágicos y extraños en los tiempos de la era digital. Precisamente, ayer, con mi cámara de fotos digital, retraté algunos de esos utensilios por los que siento un especial apego, convirtiéndolos en un montón de píxeles que ahora guardo en la memoria de mi ordenador portátil.
Hay un par de escobas confeccionadas a base de ramas secas que todavía utilizo cuando quito maleza de los alrededores de la casa, para después juntar esas malas hierbas y ponerlas en la carretilla. Son unas escobas realmente primitivas, pero hacen su función de maravilla. Hay también una cuchara de madera que hizo mi abuelo Melitón y que todavía utilizo cuando me pongo a cocinar. Mientras la uso, imagino a mi abuelo confeccionándola con aquella navaja que siempre llevaba en el bolsillo.
La verdad es que hay otros muchos utensilios de los que podría hablar, pero creo que la estrella de los utensilios de arte cotidiano es la tumbilla: un armazón de madera que se utilizaba para calentar las camas en invierno, en su interior cuelga una lata en la que se introducían brasas, después la tumbilla se metía dentro de la cama y, así, sábanas, mantas y colchón entraban en calor antes de que uno se fuese a dormir. Recuerdo a mi abuela Felisa poniendo en mi cama la tumbilla cuando yo era niño. Recuerdo observarla boquiabierto. No entiendo como no se quemó la casa con ese invento que durante el invierno se utilizaba una noche sí y otra también en diferentes camas. De eso hace muchos años, mis abuelos fallecieron y la tumbilla nunca ha vuelto a utilizarse, pero en su interior todavía permanece colgada esa lata, con las cenizas de las brasas que calentaron alguna de las camas de la casa por última vez.

Escobas primitivas

Cuchara confeccionada por mi abuelo Melitón 

La tumbilla


3 comentarios:

sonia marpez dijo...

Qué bello.

Karol Arcique dijo...

Y si...los objetos guardan historias, muchas veces también sentimientos. Hermosas imagenes

Pablo Gallo dijo...

Los objetos también tienen su corazoncito, sólo hay que buscar en sus entrañas.