lunes, 19 de octubre de 2015

Nueva reseña de Manual de ruleta rusa, por Santiago García Tirado

Manual de ruleta rusa Pablo Gallo

MANUAL DE RULETA RUSA

PABLO GALLO

Aristas Martínez
8,9
110 págs.
17 €.


“Manual de ruleta rusa” es el texto cronopiano que Cortázar nos debía y que Pablo Gallo (La Coruña,1975) se ha lanzado a escribir hibridándolo con un modo de ilustración muy propio. El texto arranca con una paráfrasis del “Preámbulo” y las “Instrucciones para darle cuerda al reloj”, y continúa con un itinerario por la historia de los que en algún momento tentaron al azar jugando a la ruleta rusa. Leemos allí que fue un escritor de novelas baratas, George Surdez, el primero en usar el término “Ruleta rusa”, con el que titula un cuento suyo de 1937. Sin embargo, no fue el inventor de la moda: en la recapitulación de corte enciclopédico que trazaPablo Gallo sabemos de otros autores que abundan en que fueron los oficiales zaristas quienes efectivamente inventaron ese duelo con el azar en momentos de subidón testosterónico y bajón patriótico. Hasta aquí, los antecedentes de la moda. Todo parece que va a quedar como un ejercicio erudito incapaz de progreso cuando un giro de la obra la hace derivar en una sala de máscaras que destaca algunos de los más sonados suicidios de la historia ―no sólo ruleta rusa mediante― desde el insoslayable Romanticismo hasta el último de los excesivos conscientes, Hunter S. Thompson. La sala es grande, subyuga: hay cabezas lúcidas de escritores que no soportan la vida ―Larra, Potocki, Arguedas―, cantantes de amores tempestuosos―Wendy O. Williams, Violeta Parra―, y hay millonarias de vida desenfrenada ―Alice de Janzé―, y periodistas, gangsters, aviadoras. Cada relato aparece con su correspondiente ilustración en colores contradictorios ―”complementarios” no encajaría aquí―, pensadas como estampas que concitan la tragedia en un fotograma congelado. A cada personaje, su metáfora. Lo mejor del libro, sin embargo, está por llegar, queda un nuevo e inopinado giro: desaparece la enciclopedia, se acaba lo figurativo en las ilustraciones y entramos en una fase final ocupada por la autoficción. Sin duda es lo mejor de la obra, para lo que todo lo anterior parece no haber sido sino una introducción. Aquí el autor narra un extraño encuentro con un personaje que lo pone sobre la pista de una teoría bizarra en torno al “suicidio cuántico”. Se trata de un relato que sabe cebar la tensión hasta inocular la angustia, precisamente en una fase del libro donde ya no la esperábamos. Las ilustraciones han dejado de ser retratos, ahora son pinturas de ecos expresionistas sobre superficies circulares. Al fondo se intuye la trama de un cuaderno escolar cuadriculado; en la superficie, tonos rojizos y negruzcos que potencian un estado de desazón. Insania. El texto acaba de manera muy adecuada como un juego de ruleta rusa, sólo que no estamos seguros de si la bala final nos ha atravesado.
Hablamos de una obra que, como puede verse, es una pieza experimental a la que incomoda el traje de lo meramente literario. Incluso de lo pictórico. Propone un acercamiento a ese lado tenebroso de la existencia donde es posible fascinarse con la aniquilación, un estado antihumano nada fácil que requiere dosis de bizarría e inteligencia para tratarlo sin caer en un enfoque tremendista o naíf. Y Pablo Gallo da pruebas de que conoce esas dosis. En conclusión, “Manual de ruleta rusa” no se presenta como un calmante ni un elogio de la luz, es una incursión en los márgenes del maelstrom vital con intención puramente testimonial y estética. Si nos conmueve que el autor retrate ese miedo es porque cualquiera con cierto grado de madurez sabe de qué habla. Huizinga hablaba del juego como consustancial al hombre, y Freud de la pulsión evidente hacia el Thanatos. En la ruleta rusa ambas confluyen y Pablo Gallo ha tenido el tacto necesario para elaborar un artefacto a la altura del encuentro. Hay que tenerlo.

Enlace:

miércoles, 14 de octubre de 2015

Reseña de "Manual de ruleta rusa" por Sergio Sancor

EN LA WEB LITERARIA A GOLPE DE LETRA



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“Manual de ruleta rusa”, de Pablo Gallo

Este es un viaje en tres niveles. Tres capas que, superpuestas, degustadas por separado o uniendo cada uno de sus detalles, encierran uno de los libros más interesantes que he tenido el placer de leer. Porque como en cualquier obra de arte hay tres espacios que analizar – obra, autor y público -, en Manual de ruleta rusa sus niveles se complementan y construyen una experiencia que no será la misma de haber una nueva lectura. El instante, el contexto, las palabras y las ilustraciones, hacen acopio de fuerza y convierten al lector en un observador de muertes pero no desde una posición pasiva, sino desde quien al mirar se convierte en parte del escenario y de la acción de un texto que, disparando como si de una pistola recién cargada se tratase, agujerea más de uno de nuestros sentidos. No será, por tanto, quizás una lectura sencilla, o si se me permite la expresión, típica. Porque en esa diferencia, en ese detalle minúsculo al que podemos atender en cada una de las pisadas que nos ofrece Pablo Gallo, es donde este libro eleva el nivel de entusiasmo de este redactor que ha mantenido el silencio tras la lectura y ha querido investigar aquello que rodea a todo este suicidio colectivo al corro de una ruleta rusa que está dispuesta a segar alguna que otra vida.
Pero decía que este es un viaje en tres niveles. El primero de todos ellos, es el ineludible prólogo de Grace Morales, que no sólo hipnotiza sino que sirve como introducción perfecta para el mundo al que estamos a punto de entrar. Y ahí, como en esa espera que llega de lejos de la que habla el texto, nos encontramos con Pablo Gallo hablándonos de su experiencia, de los por qués y algún que otro interrogante, mientras vamos enumerando la Historia – esta vez con mayúscula, se lo merece – de un concepto que todos hemos escuchado o leído, pero que permanece en algunas sombras: la ruleta rusa, ese juego donde la vida y la muerte beben en la misma mesa y de la que al final sólo una saldrá ganadora.
Me dispongo a trazar un mapa suicida. El lugar del que parto es en realidad el nombre de un escritor pulp: George Surdez(pag. 32) 
Pero ese será sólo el primer nombre de todos los que aparecerán en el segundo de los niveles. Aquí nos detendremos en un pequeño museo de los horrores donde suicidas inmolaron sus ilusiones a golpe de bala. Y es que este Manual de ruleta rusa es una colección de historias, de biografías truncadas, alimentadas cada una de ellas por una pequeña obra de arte que Pablo Gallo ha creado para acompañarlas. Texto e imagen, una combinación que nos deja boquiabiertos, un deseo de codicia al observar, en un camino por los sonidos de las balas que acabaron perdidas en su trazado por la cabeza de personas que lo perdieron todo o que, simplemente, se perdieron ellos. Y así, tras el ilustre viaje por los suicidas, llegamos al tercer nivel, a uno de los mejores textos que he leído en mucho tiempo. Pablo Gallo habla del “suicidio cuántico”, de la una posible ficción que le llevó a escribir este libro, pero también de lo que éste, cual arma cargada, cual objeto con posible capacidad de eliminar vidas, llega un momento en el que, al terminar, al acabar, al llegar a ese punto y final que algunos no queremos que llegue, se arranca la vida tras nuestro paso por él.

¿Seremos, por tanto, meros observadores o formamos parte de este suicidio? ¿Quién lo decide? ¿Será que, al final, sólo podremos descubrirlo cuando hayamos terminado un libro, o por el contrario, empezamos a entenderlo nada más abrirlo? En cualquier caso, la experiencia que nos sostiene gracias a Manual de ruleta rusa es la de habernos encontrado, ahora sí, algo que merece realmente la pena leer – y observar -.

http://www.agolpedeletra.com/manual-de-ruleta-rusa/