Sobremesa de domingo
(Acrílico sobre lienzo, 38 x 55 cm, 2005)
Me he reencontrado con una pintura que había olvidado. En su momento no le hice la fotografía de rigor y, ahora, tras hallarla metida en una bolsa de plástico detrás de un montón de lienzos, me he llevado una grata sorpresa. Es una pintura del año 2005, perteneciente a la serie Imágenes de bazar. A veces me llevo este tipo de sorpresas, olvido algo que realicé hace años y cuando reaparece –y nada más verlo me sigue pareciendo que no está mal del todo- el reencuentro es muy gratificante. Es como encontrarse por la calle a un viejo amigo del que uno nada sabe desde hace años.
Supongo que, al fin y al cabo, el tiempo es el mejor crítico que existe.
Hay pinturas que, en pleno proceso o recién acabadas, uno cree que van por el buen camino o que han llegado a buen puerto, pero con el tiempo, pasados los años (o a veces habiendo pasado tan sólo un par de días) resultan horribles o carecen de sentido alguno.
Supongo que, al fin y al cabo, el tiempo es el mejor crítico que existe.
Hay pinturas que, en pleno proceso o recién acabadas, uno cree que van por el buen camino o que han llegado a buen puerto, pero con el tiempo, pasados los años (o a veces habiendo pasado tan sólo un par de días) resultan horribles o carecen de sentido alguno.
Sí, el tiempo es el crítico más certero que conozco. El tiempo no miente.
Ya lo decía Goya: El tiempo también pinta.
Ya lo decía Goya: El tiempo también pinta.
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