La huelga general del pasado miércoles coincidió con mi estancia en Madrid. Durante el día deambulé por la ciudad sin apenas percibir sus consecuencias. Por la tarde subí al metro y me bajé en Sol con idea de pasear por el centro. Al salir a la superficie, me extrañé al ver a muchísima gente con banderitas y policías por todas partes. No sabía yo que esa tarde había una manifestación que terminaba allí, en la Puerta del sol. Sorprendido, en mitad de la vorágine, me dediqué a pasear entre la gente y hacer algunas fotografías. Me sentí muy extraño en medio de tal muchedumbre, sin conocer a nadie. Atardecía. Fue un atardecer totalmente inesperado.
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