viernes, 3 de septiembre de 2010

la máquina de escribir de mi madre

La máquina de escribir de mi madre (acrílico sobre lienzo, 73 x 100 cm, 2002)



Hace unos cuantos años retraté la máquina de escribir de mi madre. Era una Olivetti Lettera DL. Recuerdo que yo utilizaba aquella máquina para hacer trabajos para el colegio. También la utilicé cuando, durante una temporada, a los 14 o 15 años, me dio por escribir canciones y poemas. Me fascinaba andar golpeando las teclas con mis dos dedos índices y ver como las letras se estampaban contra el papel. Mi madre siempre ha escrito. Intermitentemente. Escribe relatos breves, pequeñas anécdotas de la vida cotidiana. Creo que escribe muy bien. Estudió derecho y después ejerció durante años de procuradora. Ahora está jubilada. En su época muy pocas mujeres estudiaban derecho. Nunca ha mostrado el menor interés por publicar lo que escribe. Escribe porque le gusta escribir, nada más. Después se lo muestra a su círculo más próximo. De ahí viene mi amor por la literatura. Ella siempre me animó a que leyese. Mis padres siempre me apoyaron para dedicarme al dibujo y la pintura. Mi padre ha pintado desde muy jovencito. Es economista pero tiene un talento especial para las artes plásticas, también para la talla en madera y piedra. De ahí viene mi amor por la pintura. Desde que yo era muy pequeño le vi pintando, y aquello se convirtió para mí en algo de lo más normal, en un juego. He dibujado siempre. Mis primeros recuerdos se remontan a eso, a estar dibujando en el suelo, durante horas, ensimismado. Cuando era niño solía dibujar así, en el suelo, allí podía esparcir los papeles sin problema. Hoy en día continúo esparciéndolos por el suelo, acostumbro a trabajar en series de dibujos y esto me ayuda a ver el conjunto. En ese cuadro, el de la máquina de escribir de mi madre, aparecen también papeles esparcidos; podría decirse que en esa imagen se aúnan mis dos amores.


1 comentario:

Anacleta Coqueta dijo...

Bonito el cuadro, bonito lo que cuentas, cargado de sentimiento. Qué afortunado al tener unos padres creativos que te inculcaron el amor al arte.