domingo, 10 de agosto de 2014

William Blake y yo

Retrato de William Blake (Tinta sobre papel, 40 x 30 cm, 2008)

1. Desde que descubrí su obra, William Blake siempre ha estado ahí. Lo descubrí en la adolescencia a través del grupo The Doors. El primer libro suyo que llegó a mis manos, hace más de veinte años -y que aún conservo-, lleva por título “Canciones de inocencia y de experiencia”. Es una edición bilingüe publicada por Cátedra con una portada horrorosa, me atrevería a decir que es una de las portadas más horrorosas que haya visto en mi vida. Nunca entenderé como pueden diseñarse portadas tan horrorosas. Tal vez no esté considerado como el mejor de sus libros, pero, a pesar de su horrorosa portada, le tengo un cariño especial por ser el primero en el que descubrí los textos y dibujos de William Blake. A partir de entonces, y durante una buena temporada, me acostumbré a imitar el estilo de dibujo de los pequeños grabados que ilustran ese libro. Aprendí muchísimo de William Blake. William Blake se convirtió para mí, de un día para otro, en un gran maestro. De pronto, a mis 16 o 17 años, yo quería ser como William Blake.
2. En el año 2008 hice un retrato de William Blake. Desde entonces varias personas se han interesado en adquirir ese retrato. Pero, por una u otra razón, finalmente se echaron atrás y el retrato sigue conmigo. Ahora lo veo como una señal. Ese retrato de William Blake debía acompañarme en el proceso de las sesiones psicográficas, debía estar cerca para brindarme la luz interior necesaria para dibujar a ciegas con certeza. Ahora lo observo cada día y, alguna vez, bien entrada la noche, exhausto tras pasar horas dibujando, hasta me he sorprendido hablando con él y pidiéndole algún que otro consejo. Y, aunque en una ocasión me pareció escuchar cierto murmullo -que podría provenir en realidad de cualquier parte-, he de reconocer que de momento ese retrato nunca ha respondido.
3. Oh, venerado William Bake, yo te invoco. Ven a mí. Ya puedo sentirte. Puedo sentir tu presencia espectral aproximándose lentamente por mi espalda. Sé que estás muy cerca, dispuesto a dirigir mi mano mientras dibujo a ciegas. Te espero. Te espero el próximo martes 12 de agosto, 187 años después de que abandonases este mundo. Te espero en La Casa de Las Naufraguitas. Te espero esperando naufragar contigo. Te espero con los ojos cerrados y las manos abiertas. Oh, venerado William Blake, mis manos son tuyas, mis manos se convertirán en tus ojos. Muévelas, muévelas una y otra vez, mueve mis manos a tu antojo y bríndame tus reveladoras imágenes. Haz que nuestras vidas sean algo más que nuestras vidas. Haz que nuestras vidas sean también tus vidas. Poséenos y haznos danzar al son de tus visiones. Haz que no volvamos a ser los mismos.

MÚSICA CON REFERENCIAS A WILLIAM BLAKE:

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